Quiero plasmarte en este poema,
o, en una tarde cualquiera,
en cualquier noche que yo quiera
tocar suavemente a tu puerta.

Quiero grabarte en el recuerdo,
de esas tardes de lírica tristeza,
en esas, de nostalgia tibieza,
y en aquellas de color violeta.

Quiero confundirte en sentimientos;
azules, fríos, grises y muy tristes,
fundirte en mis más dulces sueños,
sentirme también dueño de ellos.

Quiero, agradecerte las horas felices,
por todas las palabras que dijiste,
por toda la alegría que me diste,
y porque a cambio nada me pediste.